Wilfredo I el Vellosos (en catalán Guifré I el Pilós; fue un conde catalán denominado también Vifredo, Guifredo o Guilfredo, todos estos nombres son el mismo según quien los diga) yo por tanto como me enseñaron el de Wilfredo así lo denominare, con su permiso. No se sabe bien el año en que lo nombraron conde de Barcelona, pero se supone, por tener mas datos que fue, al ser desposeído Bernat de Gòthia. Por tanto del 878-898. Era hijo de Sunifred de Urgel. Conde de Urgel y de la Cerdaña, de Barcelona y de Girona, de Osona de facto, si bien en realidad no lo fue hasta el 878.
Wilfredo pertenecía a un linaje hispanogodo de la región de Carcasona (la mitología catalana fija su nacimiento en la inmediaciones de Prades, en el condado de Conflent, actualmente en el Rosellón francés). Ya en el año 870 conde de Urgel y Cerdaña, recibió el año 878 los condados de Barcelona, Girona Y Besalú de los reyes carolingios. Su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del imperio Carolingio en principados feudales. Wilfredo fue el último conde de Barcelona, designado por la monarquía franca y el primero que legó a sus hijos sus estados, aprovechando la debilidad del imperio carolingio. A partir de entonces, los condados se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión. De esta forma, se crea la base patrimonial de la casa condal de Barcelona, lo cual ha sido considerado tradicionalmente como el inicio de la independencia de Cataluña.
Aparte de la creación de una extensa base patrimonial y la independencia de facto del reino franco, su realización mas importante fue la repoblación de la plana de Vic, que era un extensa franja de tierra situada entre los dominios carolingios y musulmanes, que posteriormente se convertiría en el condado de Osona. Allí fundó el Monasterio de Santa Maria de Ripoll y restauró el obispado de Vic.
Aunque ya hemos dicho que era hijo de Sunifred de Urgel, la leyenda lo hace hijo del conde Wilfredo de Arría, caballero de la villa homónimo, situada cerca de Prades en el condado de Conflent, uno de los condados de la Septimania bajo soberanía franca, y vengador de la muerte de su padre asesinado por Calamón, al cual Wilfredo el Velloso dio muerte. Por tanto, la tradición ha situado el nacimiento de Wilfredo en dicha localidad, conocida actualmente como Ría, en el Rosellón (Francia). Ahora bien, a partir del estudio de Ramón de Abadal se considera que Wilfredo era un noble hispanogodo, hijo de Sunifred, nombrado conde de Urgel y de Cerdaña en el año 834 por el emperador Luís el Piadoso, y conde de Barcelona, Girona, Narbona, Nimes, Agde, Besiers y Magalona en 844 por el rey franco Carlos el Calvo. Al ser Sunifred hijo de Bello a sus descendientes les llamaban bellónidas, de los cuales formaba parte Wilfredo.
Hay varios historiadores, que sitúan los dominios de Wilfredo, en manos de sus hermanos, pero eso, es supongo, cosas de situar a la familia, para a su vez estar situado el. Lo cierto es que tras las investiduras del año 878, los dominios de Wilfredo abarcaban tanto el área montañosa Urgel y Cerdaña como la marítima de Barcelona y Gerona. Estas dos zonas salvo en el breve periodo de Sunifred su padre siempre se habían mantenido separadas, regidas siempre por condes diferentes. En gran parte, porque impedía la comunicación entre ellas el espacio vacío central configurado por las actuales comarcas del Ripollés, el Vall de Lord, Bregada, Lluçanés, la Plana de Vic, Moianés, las Guilleries y el Bages, territorios despoblados a raíz de los desórdenes de la sublevación de Aizón. En esta área vacía, se registro una fuerte corriente de inmigración procedente de las comarcas pirenaicas a finales del siglo IX. Tras casi dos siglos, desde los inicios de la crisis de la monarquía visigoda hasta el fin del poder carolingio, de haber acogido a los que abandonaban las llanuras a causa de los riesgos de la inestabilidad política, ahora las tierras de alta montaña habían llegado a padecer superpoblación. Por esto, a mucha gente no le quedó otro remedio que intentar establecerse en las tierras bajas.
Ante esta situación Wilfredo el Velloso, cuyos condados rodean todos estos territorios, repoblados, interviene para canalizar la colonización, y nombra Veguers para delimitar las áreas de canalización y núcleos de repoblación, así como también integra este territorio dentro de las estructuras condales. Y así va organizando los territorios, las zonas repobladas la anexiona a la Vall de Lord, dentro del condado de Urgel, la parte del Bregada la anexiona al condado de la Cerdaña. Pero la región central del Ripollés, Plana de Vic, Lluçanes y las Guillerias configuran un territorio tradicionalmente estructurado alrededor de la ciudad Ausona con una tradición étnica propia (era el país de los ausetanos). Por esto, Wilfredo crea un distrito propio, el condado de Osona, dónde también fueron incluidas las tierras de Moianés y Bages, las cuales, a pesar de tener un núcleo tradicional (la ciudad de Manresa) y también una personalidad histórica derivada de haber sido el país de los lacetanos, por su situación de primera línea de la frontera con el Islam y por su escasa población, no tenían la suficiente entidad como para estructurar una demarcación especifica; de aquí el valor meramente geográfico y nunca jurídico de la expresión condado de Manresa frecuente en los documentos. En el nuevo condado de Osona, Wilfredo se reservó el cargo de conde, pero nombró un vizconde, con la misión de ejercer las funciones condales en ausencia del conde.
En la vertiente eclesiástica, se le atribuye la integración de las parroquias dentro de las jerarquías, de las diócesis de Urgel, restaura el obispado de Osona (Ausona) ciudad que había sido destruida por la invasión musulmana del siglo VIII. Dentro de la reorganización eclesiástica de la nueva región, Wilfredo fundó los monasterios de Santa Maria de Ripoll y San Juan de las Abadesas, dotados no sólo de tierras sino también de derechos públicos y privilegios jurídicos. Una cosa curiosa fue que la hija de Wilfredo, Emma a la cual nombró de Abadesa del monasterio de San Juan, consiguió del rey Carlos el Tonto un privilegio de inmunidad respecto del gobierna de los condes tanto para la abadesa como para el cenobio, que quedaron puestos bajo custodia real; y obligaban en virtud de una sentencia judicial, a los habitantes del valle de Sant Joan a reconocer la propiedad monacal sobre las tierras que ocupaban. Emma, después de haber ganado un pleito contra su hermano, el conde Miró de Cerdaña, consiguió afirmar la jurisdicción abacial, excluyendo a los pobladores de los alrededores de prestar servicios reales al conde.
Con la muerte de Luís el Tartamudo, el reino franco se divide entre sus hijos, y empieza a desmembrarse, siguiendo la tradición del clan, los bellónidas (Wilfredo el Velloso, Miró de Rosellón-Conflent y los condes de Ampuries Dela y Suñer) mantuvieron su fidelidad a los monarcas carolingios carcoman y Carlos el Gordo, tal y como lo atestigua la visita a la corte real llevada a cabo por los jerarcas catalanes para solicitar privilegios, y el precepto otorgado por Carlos el Gordo a Teotario, obispo de Girona. Ahora bien, esta lealtad de los bellónidas tomo, tras la muerte de Luís el Tartamudo, un carácter pasivo. Los condes catalanes, si bien no se alzaron nunca contra los reyes carolingios, evitaron implicarse en las luchas del reino. En parte es que los ataques de los normandos que afectaban a los francos para los condes de Barcelona quedaban lejanos y por tanto los consideraban ajenos. También en los asuntos eclesiásticos, miró Wilfredo de capear el temporal de la mejor manera, lo que por primera vez en el condado de Barcelona se daba, es que como una especie de neutralidad, de cara a los francos, como si ellos no fueran francos, sino una raza aparte.
La muerte de Wilfredo el Velloso no se sabe como fue, aunque la mitología catalana, lo tiene como el creador de las barras de la bandera de los países de la federación Aragonesa-Catalana, no parece ser cierta, ya que hasta el año 1420 y bajo el reinado de Alfonso V de Aragón, no aparece por primera vez lo de el Velloso y lo de las cuatro barras. Pero no seré yo quien quiera destruir la mitología existente, por tanto la respetaremos. Así hay quien dice que murió por heridas en combate simplemente, otros en cambio dicen, que como se iba expansionando hacia el Solsonés y Cardona, los musulmanes se sintieron amenazados, por todo ello, la ciudad de Lleida fue fortificada por los Banu Qasi. A Wilfredo, esto le pareció una provocación y atacó la ciudad gobernada por el valí (gobernador) de la familia de los Banu Qasi. El ataque no le salio bien. Y por lo visto los musulmanes hicieron una gran matanza entre los atacantes, y con los ánimos de esta victoria, los musulmanes atacaron Barcelona, algún tiempo después, muriendo en el ataque Wilfredo el Velloso. Sus restos permanecen en el monasterio de Ripoll.
Se considera a Wilfredo el Velloso artífice no ya de la independencia de los condados catalanes sino del nacimiento de Cataluña. Esta idea fue popularizada durante la Renacencia, por el dramaturgo Serafí Pitarra, con su frase: «Hijos de Wilfredo el Velloso, esto quiere decir catalanes». también se le atribuye el origen de la bandera de las cuatro barras (aunque ya hemos dicho que no es muy probable) siguiente manera: dicen que herido en sus luchas contra los sarracenos, el rey Carlos el Calvo, mojó los dedos de Wilfredo el Velloso con la sangre de su herida mortal y, pasándoselos por encima de su escudo de oro creó el símbolo de las “cuatro barras” o Senyera. Aparte de todo por lo visto no dejó de ser un magnate carolingio que aprovecho un colapso del poder real para construirse un dominio propio, pero los monjes de Ripoll se cogieron a su leyenda y crearon un mito, para justificar el inicio de la transmisión hereditaria de los condados, para eso sobredimensionaron la figura de Wilfredo el Vellos como inicio de la Casa de Barcelona, haciendo de el un héroe que, con su esfuerzo, luchando decididamente contra los musulmanes y los francos, consiguió la independencia de Cataluña.
Aún así, hace falta reconocer la importancia histórica de Wilfredo, Como afirma Ferran Soldevila, si un personaje es exaltado por la leyenda, es que de verdad fue grande, y tal vez podríamos añadir, que nunca nadie hará un héroe de leyenda a un gobernante inepto y mediocre como fue, por ejemplo, el conde de Barcelona Berenguer Ramón I, su tataranieto.
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