Las soluciones que damos cuando se produce un delito.

Hoy en la tertulia de Punto Radio, tocaban lo del crimen de Canarias, y yo creo, que no se ha dicho nada mas de lo que decimos todos en los comentarios que hacemos con los amigos, con los parientes, con los conocidos, ¡yo a ese lo arreglaría si me lo dejaran!, hay otros que se van a las puertas de las comisarías, o de los juzgados, y se ponen a gritar como energúmenos, ¡asesino!, y supongo que se quedan mas calmados. Yo, esto de gritar asesino, comprendo que los familiares desesperados, como han de estar con lo que les han hecho, lo hagan, pero como pasa con mucha gente que ni conocen al muerto, ni al asesino, y vayan a gritar expresamente, no lo entiendo por que lo hacen, no lo he entendido nunca.

Pero lo que hoy tocaban en la tertulia, era lo siguiente, que se tendría que restituir la cadena perpetua, y el señor Trapiello la justificaba, por que estos crímenes no tienen redención por parte de los asesinos, decía que si salían a los 15 ó a los 20 años, como no se había redimido, volvería a cometer el mismo crimen, y seguramente razón no le falta, pero justificaba la cadena perpetua, en vez de la pena de muerte, por que decía que en el mundo se habían cometido muchas injusticias con inocentes, y que si les aplicaban la pena de muerte, ya no se podía arreglar, y también, si eres un buen oyente, afirmas lo que ha dicho y piensas, pues si, si lo han ejecutado ya no hay remedio, y yo pregunto ¿y si lo han tenido toda su vida en la cárcel siendo inocente, si que tiene remedio?, señores estos temas son muy peludos de tocar, yo recuerdo una película que salía un inquisidor, que había estado torturando a un pobre diablo, y portaba una confesión de crimen, con pelos y detalles, y al entregarla al santo oficio, les decía que hábilmente interrogado, había confesado.

Yo siempre me he preguntado cuantos y cuantos ajusticiados en el mundo, no habrán sido hábilmente interrogados, y se habrán declarado culpables de los crímenes que les imputaban, sin haberlos cometido, y algunos de esos crímenes cometidos por los mismos que los interrogaban, tengamos cuidado con lo que decidimos, seamos justos, sepamos que al que se juzga, es el culpable, no pase como en la novela de Ramón J. Sender, «El lugar de un hombre», que les toca un juez tan justo, que cuando la Guardia Civil, le lleva la declaración sacada con torturas, les dice que sin cadáver no hay crimen, y que pasa que se han de volver a torturar para que digan donde esta el cadáver, y al final lo dicen, ¡digo si lo dicen!, que remedio, pero lo mas trágico, es que creen tanto en la justicia, que los familiares, los creen culpables, por que como dicen ahora, hay que acatar, el Estado de derecho, ¿Cómo si fuera la verdad absoluta?, y mira si lo acatan, que con todo lo que han pasado los desgraciados, se llegan a pensar que el culpable es el otro, y se odian entre ellos, y lo peor de todo es que, cuando el Cacique Don Manuel, le pregunta al cabo de la Guardia Civil: - ¿Eh? ¿Qué dices? ¿Mataron los pobres a Sabino?-, El Verdugo responde seguro: - ¡Don Manuel, si no mataron a ése matarían a otro!-.

Y yo lo juro por lo mas sagrado, que cuando oigo decir a los políticos actuales que hay que acatar la decisión de los jueces, tiemblo, pienso cuando, por ser Cristianos, los echaban a los leones, cuando los Cristianos por no ser Cristianos, los quemaban en la hoguera, cuando los fascistas, aquí los mataban, por ser fascistas, cuando a los rojos los mataban, por ser rojos, cuando los homosexuales eran quemados, lapidados, escarnecidos, y todo lo que quieran, y ya ven ahora, el orgullo GAI, en fin como voy ha acatar las leyes, que ponen unos partidos que (por el hecho de ser partidos) no son enteros), si es un partido de Izquierda intenta imponer unas leyes de izquierdas, si es de derechas, al revés, ¿como voy a creer que las leyes son justas?, si todas las leyes se hicieran consensuadas entre todos los partidos, entonces y solo entonces empezaría ha acatarlas, hasta entonces me las impondrán y no tendré mas remedio que cumplirlas.

¿Quien es el bueno? ¿Quién es el malo? ¿Quién lo sabe? ¡Yo no!