Cantó la cigarra durante todo el verano, retozó y descansó, y se ufanó de su arte, y al llegar el invierno se encontró sin nada: ni una mosca, ni un gusano.
Fue entonces a llorar su hambre a la hormiga vecina, pidiéndole que le prestara de su grano hasta la llegada de la próxima estación.
-- Te pagaré la deuda con sus intereses; -- le dijo --antes de la cosecha, te doy mi palabra.
Mas la hormiga no es nada generosa, y este es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:
-- ¿Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello?
-- Cantaba noche y día libremente -- respondió la despreocupada cigarra.
-- ¿Conque cantabas? ¡Me gusta tu frescura! Pues entonces ponte ahora a bailar, amiga mía.
No pases tu tiempo dedicado sólo al placer. Trabaja, y guarda de tu cosecha para los momentos de escasez.
No se si al Sr. Presidente del Gobierno de España, cuando era niño e iba al colegio le enseñaron la fabula de la Cigarra y la Hormiga a mi si, por si acaso no se la enseñaron se la pongo aquí para que la lea, presume de tener superávit, y en su boca se dibuja la sonrisa de suficiencia, como queriendo decir que lo esta haciendo muy bien, la cigarra durante el verano le pasaba lo mismo que a nuestro Presidente del Gobierno de España, pero cuando llegó el invierno que le pasó, que fue a pedir a la puerta de la casa de la hormiga.
Sr. Presidente del Gobierno de España, no se crea usted tan listo, el dinero del superávit que usted tan alegremente malgasta, se ha conseguido con el esfuerzo de los contribuyentes, no con su inteligencia, y si queremos que podamos disfrutar de ese superávit, no lo derrochemos en comprar votos, y en repartir cheques, que siempre caen en manos de los que le votan, eso es tanto como pagar los servicios prestados.
Además, cuando se da unos beneficios a los ciudadanos, se ha de dar en forma de ley, y no sacándose la chequera del bolsillo, y repartiendo a capricho, a este le doy y a este no le doy. Cuando se reparte un excedente, se reparte como una compensación a los ciudadanos más necesitados, pero si humillarlos, lo han de recibir con dignidad, no como si fuera una limosna.
Y tenga en cuenta que los excedentes que hoy tenemos, no son gracias a su buen gobierno, si no al esfuerzo de los contribuyentes, y por tanto son los representantes de esos contribuyentes los que tienen que decir la forma de repartirlo y no Usted desde la puerta de la Moncloa como si estuviera presentando un programa de TV junto a su Ministra de la Vivienda.
Por que tal vez algunos de los que les de el cheque le vote, pero otros aunque la necesidad se lo haga coger, la humillación le impedirá el que le voten, pues la humillación es mala y normalmente se guarda con rencor.
Yo se lo digo con toda claridad, mi voto ya lo ha perdido, pues para mí la forma de actuar no me ha gustado, y por tanto no le votare, así que vea que siempre no sale gratis eso de humillar a la gente dándole limosna. A los pobres siempre nos ha de quedar el cosuelo, de que algún día seremos nosotros los que colaboremos, para que otros ciudadanos sean ayudados por nosotros, pero no dándoles limosna, sino por que en aquel momento hayamos superado nuestra mala época y podamos ayudar a los que estén como nosotros en este momento.
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