Hay que juzgar los sentimientos por los actos, más que por las palabras. (George Sand).
Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es. (Jean Paul Sartre).
Yo sé que la muerte no resuelve nada, que todos los problemas hay que resolverlos de pie. (Alejandro Casona).
Por fin salimos al Sur de la ciudad y del Parque, a un barrio que se llama Can Jofresa. Allí justo al salir, hay una parada del autobús de las avenidas que va hacia el cetro de Terrassa. Como representa que ya hemos andado lo que el medico nos receta, tomamos el autobús y nos vamos para el centro de Terrassa. Cuando llegamos al centro normalmente es la hora de la merienda, así que nos compramos una merienda, que normalmente en este tiempo, consta de un helado. En Terrassa hay dos o tres casas que son de familias origen valenciano, que se dedican a lo de los helados y hay una que a la horchata de chufa. Pues casi siempre vamos a una de estas casas y nos compramos un helado para mi señora y otro para mí y esta es nuestra merienda de los sábados de verano, en invierno suele ser una pasta, o algo parecido.
Luego nos sentamos en un banco publico y allí nos lo comemos, mientras vamos observando a la gente que pasa, o a los Top manta, como montan y desmontan las paradas, con una rapidez única, aprendida por la rutina de hacerlo constantemente, cuando vienen o se van los Guardias municipales.
Pero ayer o casualidad, de casualidades, nos fijábamos e

Y mira lo que son las casualidades, que hoy al leer La Vanguardia, en su página 5, de VIVIR EL VERANO, leo el titulo de:
«No me pises que llevo chanclas».
«Las chancletas han colonizado el Mundo pero al revés, de las clases pobres a las acomodadas, pese a su vulgaridad y vulnerabilidad».
Resulta que en este articulo el Sr. Francesc Peirón, critica lo mismo que mi esposa y yo, criticabamos ayer sentados en el banco, las Chancletas, pero el las critica en la playa, en fin casualidades, aunque yo particularmente creo, que en la playa, pueden tener su utilidad las Chancletas, para evitar pinchazos en los pies, u otros accidentes, pero lo que es en la ciudad, no le veo la utilidad, salvo que los que las llevan sean masoquistas y le guste que le peguen un pisotón, a pie desnudo. VAYA QUE EN CUESTIÓN DE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO.
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