Y es que a donde voy a buscar el café, es a donde me mandaba mi madre cuando era niño, y como hoy tenia un poco de faena, mi esposa me dice pues ya lo compraremos por aquí, y yo le he dicho que ya es muy tarde para cambiar. Bueno a lo que íbamos, tiene unos recuerdos tan buenos, que no lo quiero perder, recuerdo cuando, todavía un aprendiz, tal vez tendría unos 14 años, yo vivía en la calle Linne, y subía por la Rambleta, seguía por la Rambla, y al llegar a la calle Compte de Borrell, sobre todo en los inviernos, se formaba una nube espesa de humo del tostadero, con aquel olor de café tostado, tan bueno que todavía cuando paso por la Rambla aunque no vaya a por café siempre la recuerdo.
Pues cuando me casé, intente ir por mi barrio a comprar, que también había un tostadero, no me gustaba, llegue ha ir al Carrer del Nord, tampoco, y no es que no sea bueno, que no crean que estoy haciendo propaganda, no es eso, es que, como aquella sopa de ajo que nos hacia la abuela, no la hemos comido nunca, ya se le puede añadir ingredientes, mejores, ya la puede hacer un gran cocinero, ya la puede hacer uno mismo, nunca podremos saborear una sopa como aquella, pues eso me pasa a mi con el café.
Pero a lo que iba es que en aquellos tiempos, había café, café, y café torrefacto, también había malta, que en aquellos tiempos, para que durara mas, la mezclábamos con el café, y así tirábamos, Pero ahora, hay café de Colombia, de Brasil, de Kenia y que se yo cuantos más, te ponen en un dilema, no sabes cual triar, luego esta el torrefacto de todos los países, y el descafeinado, en fin hay que decidirse, y coger uno u otro, y esto hoy no solo pasa con el café, si vamos a la panadería ya es la monda en aquellos tiempos pan negro, hoy pan de chapata, de Viena, Gallego, pagés, redondo, de barra, de……, en fin que estamos en el paraíso y no nos damos cuenta, que dure esta situación y no nos la estropeen, estos majaderos que nos están amenazando.
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