Escucho la noticia de la muchacha italiana, que han asesinado en la costa brava. Y al oírla m
e entra un escalofrío, pues estando en estos tiempos, cualquier padre o abuelo se puede encontrar en un caso como ese. Yo cuando siento estas noticias, creo que estamos en otra orbita. Se que dicen que todos somos iguales. Se que en los colegios, educan a la niñas como a los niños. También se que si no hubiera criminales, no pasaría esto que le ha pasado a esta pobre chica. Pero en mi fuero interno también cabe, que el que quita la ocasión quita el peligro.
Yo sigo la noticia no se si es así o no, o tal vez sea una invención de los periodistas, que como les gusta tanto el morbo, puede ser que se lo hayan inventado, y tal vez no haya ocurrido como han publicado los diarios, o han informado las TV. Pero tal como lo cuentan, es así: llegan dos muchachas solas a la costa Brava, se van al hotel, se cambian, salen a tomar copas, se encuentran con unos desconocidos y una se va con unos y la otra con otros. ¡Dios mío, que irresponsabilidad! Esto solo lo hacen hoy en las películas de terror, no se que puede haber en la cabeza de esta juventud, pero desde luego si lo que buscan son aventuras, desde luego que se encuentran actuando de esas maneras.
Aun si hubieran ido las dos juntas, no es que no hubiera sido una irresponsabilidad, pero siempre se tiene a la compañera para que te eche una mano. Pero solas y con mas de un hombre, ¿pero como lo pueden hacer? se que lo hacen, tengo nietos, que se van por esos mundos de Dios, y supongo que harán estupideces como estas. ¡Pero Dios! ¿es que no tienen miedo?, ¿es que a esta juventud no les asusta nada?¿es que los hemos educado tan mal que no se saben ni proteger?
Cuando a mi s
e me van, los hijos o los nietos, la verdad es, que me paso las noches en blanco. Empiezo a pensar: desde los accidentes de carretera, a los atracos, a las violaciones, a los asesinatos, cuando se van a países extraños y con culturas extrañas, como se han escrito todos esos libros, de gente engañada por traficantes de droga, pues uno en la soledad de su dormitorio atacado por el insomnio, empieza a dar vueltas y vueltas, hasta que el cansancio y la madrugada hacen que puedas descabezar un sueñecillo. Cierto es que cuando vuelven sanos y sanos, te llamas tonto, y dices que la próxima vez, no te preocuparas. Vana ilusión, la próxima vez, ídem de ídem.
Y yo creo que es, que como a nosotros que no teníamos la Educación para la ciudadanía, que nos aconsejara que mientras nos pusiéramos un condón podíamos hacer, lo que quisiéramos con nuestro cuerpo, que para eso es nuestro. A nosotros nos decían que era “Pecado” y no un pecadillo pequeño, no, era pecado mortal. Pues claro nosotros íbamos con cuidado, antes de hacer una cosa como la de estas chicas, nos lo pensábamos mucho y al final no lo hacíamos. A nosotros no educaron con la asignatura de Urbanidad y con las fábulas de Félix María Samaniego y la moral nuestra no era la de los jóvenes de hoy desde luego, y por eso muchas veces que pienso que el peligro acecha, me viene a la mente la fábula esta:

Yo sigo la noticia no se si es así o no, o tal vez sea una invención de los periodistas, que como les gusta tanto el morbo, puede ser que se lo hayan inventado, y tal vez no haya ocurrido como han publicado los diarios, o han informado las TV. Pero tal como lo cuentan, es así: llegan dos muchachas solas a la costa Brava, se van al hotel, se cambian, salen a tomar copas, se encuentran con unos desconocidos y una se va con unos y la otra con otros. ¡Dios mío, que irresponsabilidad! Esto solo lo hacen hoy en las películas de terror, no se que puede haber en la cabeza de esta juventud, pero desde luego si lo que buscan son aventuras, desde luego que se encuentran actuando de esas maneras.
Aun si hubieran ido las dos juntas, no es que no hubiera sido una irresponsabilidad, pero siempre se tiene a la compañera para que te eche una mano. Pero solas y con mas de un hombre, ¿pero como lo pueden hacer? se que lo hacen, tengo nietos, que se van por esos mundos de Dios, y supongo que harán estupideces como estas. ¡Pero Dios! ¿es que no tienen miedo?, ¿es que a esta juventud no les asusta nada?¿es que los hemos educado tan mal que no se saben ni proteger?
Cuando a mi s

Y yo creo que es, que como a nosotros que no teníamos la Educación para la ciudadanía, que nos aconsejara que mientras nos pusiéramos un condón podíamos hacer, lo que quisiéramos con nuestro cuerpo, que para eso es nuestro. A nosotros nos decían que era “Pecado” y no un pecadillo pequeño, no, era pecado mortal. Pues claro nosotros íbamos con cuidado, antes de hacer una cosa como la de estas chicas, nos lo pensábamos mucho y al final no lo hacíamos. A nosotros no educaron con la asignatura de Urbanidad y con las fábulas de Félix María Samaniego y la moral nuestra no era la de los jóvenes de hoy desde luego, y por eso muchas veces que pienso que el peligro acecha, me viene a la mente la fábula esta:
EL MUCHACHO Y LA FORTUNA
A la orilla de un pozo,
sobre la fresca yerba,
un incauto Mancebo
dormía a pierna suelta.
Gritóle la Fortuna:
«Insensato, despierta;
¿no ves que ahogarte puedes,
a poco que te muevas?
Por ti y otros canallas
a veces me motejan,
los unos de inconstante,
y los otros de adversa.
Reveses de Fortuna
llamáis a las miserias;
¿por qué, si son reveses
de la conducta necia?»
FÉLIX MARÍA SAMANIEGO.
sobre la fresca yerba,
un incauto Mancebo
dormía a pierna suelta.
Gritóle la Fortuna:
«Insensato, despierta;
¿no ves que ahogarte puedes,
a poco que te muevas?
Por ti y otros canallas
a veces me motejan,
los unos de inconstante,
y los otros de adversa.
Reveses de Fortuna
llamáis a las miserias;
¿por qué, si son reveses
de la conducta necia?»
FÉLIX MARÍA SAMANIEGO.
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